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Rodando por Tabasco

lunes, 29 de abril de 2013

A las carreras en Puerto Ceiba


En esta ocasión estuve especialmente emocionado, y es que fue mi primera salida en grupo, ya saben, cuidar la formación, mantener distancia, viajar a la misma velocidad del grupo, varios aspectos a los que no estaba acostumbrado, y lo más importante, ir acompañado, y así ocurrió…


Suena el despertador, son las seis de la mañana, de un salto me levanto (no es cierto, rodé como un Oso Panda), y al baño, una buena ducha para despertar. Ahora sí, el ritual de la indumentaria, - mientras me visto una rola en mi mente… “Born to be wild” no se ¿porque?- botas, pantalón cómodo, playera, chamarra, lentes para el sol, limpiar visor del casco, guantes, pañoleta de calavera con llamas (básica, jaja), herramienta, cámara con suficiente carga (celular) algo falta….., ¡ha sí! Un café bien cargado; listo.
Quedé de encontrarme con mi amigo José Manuel en una gasolinera ubicada en el kilómetro 2.5 de la carretera Villahermosa – Nacajuca, llego al punto de encuentro y ahí está muy puntual y más que listo para emprender el viaje.
Aprovecho a llenar el tanque de combustible de mi motocicleta y listo, seguimos adelante. Aquí quiero aprovechar y hacer un paréntesis para saludar a los amigos de “esa” gasolinera, que le metieron cinco litros de más de la capacidad del tanque de combustible de mi moto, son unos magos en verdad.
Recorrimos unos kilómetros más sobre la carretera y nos detenemos en Lomitas, ahí nos reuniremos con los otros compañeros que invitó José Manuel. Nos detenemos en el punto indicado, y tras un par de minutos  aparecen entre la neblina de la mañana saliendo de una leve curva del camino nuestros otros tres compañeros, imaginen la escena, el sonido de los motores se escucha fuerte y claro porque no hay nadie más circulando a esa hora, salvo nosotros. Fue de película, no exagero. En ese momento confirmé, esto será fantástico.
Vienen las presentaciones, que tal, mucho gusto, bla bla bla, y la gente lo que quiere es rodar, así que sale a relucir que hay carreras de lanchas en Puerto Ceiba, el plan original era ir a Paraíso, pero la opinión general es ¡vamos hacia allá!, el trayecto normal es de 80 km, por la autopista, pero decidimos hacer algo más original, digo, ¿quién quiere un aburrido camino de rectas y rectas en una moto?; así que decidimos viajar por el camino antiguo, y convertimos nuestro recorrido en unos 90 kms de caminos de pintoresco paisaje y carreteras angostas y curveadas. A esa hora de la mañana, el paisaje es de postal, no hay igual.

Después de varios poblados (y unos 50 topes), llegamos a nuestro destino, llegamos muy temprano, las carreras inician en al menos 3 horas, así que aprovechando que  el estómago reclama lo suyo, buscamos un lugar para desayunar; localizamos un lugarcillo perfecto, la “Palapa Las Florecitas”, con empanadas muy buenas, y un trato muy amable de su propietaria, se los recomiendo cuando pasen y quieran comer bien sin gastar mucho.



Cuando la estás pasando bien el tiempo vuela, y entre carcajadas y plática amena nos damos cuenta de que es hora de ir a las carreras. Nos ensillamos nuevamente y nos dirigimos hacia “el lugar”. Accesamos previo pago de módica cuota y nos indican un lugar para estacionar nuestros corceles. Todo listo, a disfrutar la carrera. Vemos como se preparan los pilotos y a sus veloces maquinas que literalmente “vuelan” sobre el agua. En verdad es un excelente espectáculo que hasta donde vimos trascendió sin sobresalto alguno. Bueno, si hubo un poco de perturbación entre la multitud, pero fue porque aparecieron las edecanes a alegrar la pupila del honorable público (menos de las esposas de los caballeros que hacían como que no veían nada). Y fuimos a tomarnos la respectiva foto, inevitable (también tendré mis problemas).




Llega la hora y debemos emprender el viaje de retorno, José Manuel, Carlos, Yasberth, Michael Jackson (se lo ganó por perder un guante), y yo, tomamos la misma ruta, mismo entusiasmo, mismo goce, un poco cansados y con $1,000 menos que perdió nuestro compañero Carlos, pero contentos, no cabe duda. Próxima salida…., a Ciudad del Carmen, Campeche, al menos ese es el plan.
Debo decirlo con toda honestidad, me divertí como enano y espero que la experiencia se repita todas las veces que sea posible, mis compañeros de rodada resultaron ser aparte de muy buenos conductores, excelentes personas, alegres y sobre todo confiables, a quienes les agradezco el haber acudido al llamado de este humilde motequero.