He cambiado mi montura, agradezco los momentos y kilómetros que me acompañó la Superlight 200, en verdad fue genial.
Originalmente planee presentarles
mi TX 200 EN, en una salida especial a las nuevas rutas que planeo recorrer, ya
saben, a través de caminos en donde se levanta bastante polvo, si así lo
planee.
Salida muy temprano |
Con esa introducción queda claro
que no fue lo que ocurrió, pero consideré que lo acontecido en mi primer
recorrido bien podía ser compartido en una entrada al blog.
Como vehículo cero kilómetros que
es, y atendiendo a las recomendaciones del fabricante que vienen claramente en
el manual, me dispuse a un recorrido de “afloje” del motor y por supuesto
conocernos mutuamente, después de todo es otro tipo de conducción, aunque esa
primera vez solo viajaríamos a 60 km/h.
Entonces me preparé para un
recorrido muy lento y emprendí el camino, el plan era conducir 55 km a una
velocidad de 60 km/h, descansar una hora mientras desayunaba en uno de mis
lugares favoritos y emprender el regreso a la misma velocidad.
Aunque un poco desesperante, la
emoción de conducir por primera vez la motocicleta lo hacía fácil de
sobrellevar. Recorrí casi la totalidad del camino sin problemas cuando me
ocurrió por vez primera lo que no me había ocurrido en 17 años que llevo
motociclista…., se me pinchó una llanta, jajajaja.
Y ahí me encontraba en la
carretera con mi neumático pinchado analizando en primera instancia, la fortuna
de que esto me ocurriera a tan baja velocidad, pues la motocicleta tiende a “colear”
y la siguiente reacción de tu parte es determinante para no visitar el
pavimento.
Me sentí muy afortunado al ubicar
a escasos 50 metros de mi ubicación una vulcanizadora, ¡perfecto! Pensé. El
problema fue que al llegar quien atiende no estaba, y ya no me sentí tan
afortunado. Pero bueno, quedarme en el sol a una temperatura de 30° no era
opción, así que decidí caminar hasta encontrar otra vulcanizadora abierta.
Persona que encontré a mi paso me indicaron que si había una más adelante, que
avanzara y la encontraría, y así fue.
Fueron aproximadamente tres
kilómetros, quizá menos, y ahí estaba mi salvación, una vulcanizadora
funcionando en domingo.
Aprendí a retirar la rueda |
Intentó usar parches, pero eran varios piquetes |
El villano de la pelicula |
No pensé verla así en mucho tiempo |
Fue necesario comprar una cámara
nueva, pues el clavo pinchó en repetidas ocasiones la original (y nueva por
cierto). El talachero vivió su propia aventura, salió en su bicicleta hacia el centro
de la ciudad para comprar el repuesto necesario, lo esperé, y esperé, y esperé,
en eso lo ví a la distancia pensando que quizá no traería buenas noticias, por
el tiempo que demoró, pero no fue así, él venía agotado pero logró el objetivo,
encontró la UNICA cámara disponible en la ciudad, jajaja, si en verdad era la
única.
Al regreso solo bastará llevarla con el taller autorizado por la marca para que revise que todo esté bien colocado, llanta, cadena, freno trasero, y listo, a rodar.
En definitiva fui muy afortunado
y no olvidaré mi primer recorrido en mi nueva compañera.