Salí a dar una vuelta este fin de semana. Tenía muchas ganas
de ir a Agua Blanca, y emprendí el camino.
Los primeros 70 kilómetros (aproximadamente) los recorrí por
la autopista Villahermosa – Escarcega, pasando la salida a Macuspana, a 20 minutos
de camino (no conté los kilómetros, una disculpa) está la salida al Parque Agua
Blanca, perfectamente señalado, no tiene pierde.
Al tomar la desviación encendí mi cámara, y me hubiera arrepentido
de no hacerlo, el paisaje cambia inmediatamente y empieza un claro camino de
ascenso. Un camino sinuoso bien pavimentado sin problema para ser transitado.
Tuve la fortuna de estar completamente solo en el parque, no
había nadie más, lo que entiende por ser las ocho de la mañana. Hago un
paréntesis para comentar que el parque está abierto las 24 horas y que se puede
acampar ahí – ojalá pueda hacerlo pronto – sin ningún problema.
Estacioné a “La chata” e inicié mi recorrido por las
escalinatas y hacía las diferentes zonas del parque. Ya en la zona de estacionamiento
estaba boquiabierto con el paisaje serrano y el toque de la neblina sobre el
mismo, pero al bajar hacía la famosa cascada entre en shock, que impresionante
belleza, que vista, que olor, que sonidos, que afortunado me sentí de estar
solo ahí sin nada que perturbara mi exploración selvática.
Las primeras al entrar |
Una de las albercas de agua natural. Aquí se aprecia la neblina que menciono en el relato |
La Cascada |
El lugar invita a sumergirte en sus frescas aguas. Las pozas
naturales son ideales para una buena zambullida, y la cascada es magnífica para sentir el golpe
del agua en el cuerpo y obtener fotos de concurso.
Pretendía explorar todo el parque, así que continué con mi
recorrido, ahora en ascenso hacía el lugar donde nace el afluente de agua.
Toda vez que ese recorrido en ascenso te aleja de la entrada
y que como ya mencioné, ese servidor era la única personas en el lugar, cabe
mencionar lo que me dijo quién me dio la bienvenida en la entrada, y es que me
avisó, “los Saraguatos están durmiendo, no hay problema, de hecho lo único que
ocurre es que si lo ven empiezan a gritar”. Si alguno de quienes leen estas
líneas ha escuchado a ese animalillo sabrán que estar rodeado por varios y solo
no debe ser una experiencia muy agradable que digamos, por lo cual rogué porque
Morfeo los mantuviera cautivos en su terreno mientras me desplazaba por el
lugar, por fortuna así ocurrió. Aquí dejo un link para mis amigos que no
conocen a ese magnífico animal, es un video de aproximadamente dos minutos en
donde se aprecia a un saraguato aullando. http://youtu.be/Z5tjYSaLURk
El camino de ascenso es fabuloso, las escalinatas empedradas
permiten el transito seguro por el lugar, pero no lo hacen más fácil, realmente
llegué con la lengua de fuera de la escalinata (en el video es más que evidente), bueno, de esa parte, porque
para llegar a las cavernas hay que subir un poco más.
Luego de recuperar el aliento y prometer ponerme en forma,
continué avanzando hasta llegar al “nacimiento” del torrente de agua. Deben
disculparme por abusar de la expresión, pero en verdad el lugar el magnífico.
Tomé muchas fotos, pero no sentí que alguna le hiciera realmente justicia al
lugar, y es que en verdad es una postal viviente. Debes estar ahí para que a
través de los cinco sentidos captes la magnificencia del paisaje.
En ese lugar también hay un par de pozas propias para
refrescarte después del tremendo esfuerzo al subir, aunque en lo personal,
tener rocas gigantes sobre mi cabeza no es lo ideal.
Tomé mis fotos y video y me dirigí hacía la zona de cavernas,
como ya mencioné, hay que subir un poco más por las escalinatas y la caverna
tiene dos “brazos” en uno avanzas 400 metros y por la otra 350, ¿Qué les quiero
decir? Lleven zapatos cómodos, agua y disposición para la actividad física.