Continuando con la onda de las
cascadas, perdón, de hermosas, fabulosas cascadas, me dirigí a la zona de Villa
Luz.
Emprendí un emotivo viaje en
compañía de una persona muy especial para este servidor, a la cual agradezco me
acompañara y que como me dijo ese día….., algún día iremos lejos juntos. (No
voy a llorar, no voy a llorar).
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Pueblo Mágico |
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El Pueblo |
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Un kilómetro antes de llegar al Pueblo Mágico de Tapijulapa |
Bueno, un poquito más tarde de la
hora acostumbrada (7:00 am) emprendimos la marcha hacía la sierra tabasqueña, a
los límites con el vecino estado de Chiapas. Después de disfrutar el paisaje
del que ya comenté en anteriores entregas, llegamos al Pueblo Mágico de
Tapijulapa; ahí paramos a desayunar y descansar un poco, pues los 95 kilómetros
de camino y poco más de una hora de travesía siempre te maltratan un poco.
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Majestuosa |
Hasta este punto el ánimo y la
energía estaban al 100%. Dejé a “La Chata” estacionada en el lugar donde
desayunamos y muy amables accedieron a cuidarla, así como los cascos, chamarras
y equipo de protección (por favor, siempre usen casco y equipamiento). Debo
hacer una pausa para comentar sobre la calidez de los pobladores de Tapijulapa,
son personas muy amables dispuestas a hacer de tu paseo por el lugar una
experiencia agradable y segura, un saludo para todos ellos.
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Este puente llega hasta el inicio de la vereda, pero no gracias. |
Ok, ok, el paseo. Existen dos o
tres opciones para llegar a este paradisiaco lugar (Villa Luz); por lancha,
recorren el río en cinco minutos y te dejan muy cerca; también puedes acceder
por Oxolotán, donde cruzas un puente y después de un breve recorrido llegas; y
está la opción elegida nosotros, caminando desde Tapijulapa por el margen del
río Oxolotán y de la selva. Son aproximadamente tres kilómetros de recorrido
por el sendero, donde subimos, bajamos y vimos paisajes espectaculares, si, es
muy cansado, pero lo repetiré todas las veces que pueda.
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El puente colgante |
Pero me estoy adelantando.
Cruzamos el puente colgante, al que le hace falta un poquitín de mantenimiento,
y la sensación es increíble, ni hablemos de la vista, nos detuvimos a la mitad
del recorrido del puente a la respectiva sesión de fotos. Continuamos hasta el sendero
y ahí empezó lo bueno, mi acompañante nunca hizo una paseo así, y su rostro
mostraba lo maravillado que estaba con lo que veía y escuchaba, y es que
durante el recorrido se escuchaba fuerte y claro el rugido (porque no es otra
cosa) del Saraguato (mono aullador), que les platicó, casi se le salen las
canicas de los ojos a mi compañero de aventura, pues era evidente que eran
varios los primates que había en la zona, y el sonido que hacen te pone en
alerta, tú te sentirás muy Tarzan, pero cuando ese amigo ruge te dan ganas de
correr en sentido contrario.
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El Sol en su punto |
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Acceso al puente colgante |
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Algunas tablas rotas |
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Hermosa vista |
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Saludos a la banda |
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Por la vereda, otro rollo |
Además de lo anterior, el canto
de las aves, insectos, el sonido del agua, el viento, etc, forman una atmosfera
muy especial, de ahí que para este servidor la mejor manera de trasladarse a
las cascadas sea a pie.
Toda vez que pasaban de las diez
de la mañana cuando estábamos en el sendero, casi las once, el calor empezó a
hacer de las suyas y a mermar nuestras fuerzas, afortunadamente llegamos al
inicio de la calzada empedrada de la hacienda y dese ahí el camino es protegido
por la sombra de los árboles.
Las fotos muestran mejor que mis
palabras la belleza del lugar. Durante el recorrido vimos varios arroyos
lechosos, de agua sulfurada, en verdad hermosos, y donde por supuesto nos
fotografiamos.
Antes de llegar a las cascadas,
pasamos a conocer la que fuera casa del Lic. Tomás Garrido, ex gobernador del
estado de Tabasco en la década de los 20´s. Reformador, tirano, visionario,
quien sabe, no es materia de este blog, lo que si se es que la casa es muy bonita
y fresca, un lugar donde puedes para a recuperar la energía y disfrutar del
paisaje, así como aprender sobre este controvertido personaje de la historia
tabasqueña, a través de las fotos comentadas que se encuentran en el interior.
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Al pie de la escalinata que conduce a la casa |
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Desde uno de los balcones |
Continuamos el recorrido hasta
llegar a las cascadas, y nuevamente hago una pausa para recomendarles, si van a
ir a conocer el lugar lleven zapatos cómodos, los trayectos son largos y para
quienes no están acostumbrados a caminar. Bueno, llegamos y ……., ni que decir,
son majestuosas, quizá no tienen un kilómetro de alto ni llenan el estadio de
su preferencia en un minuto, pero son muy hermosas, perfectas para zambullirte
y refrescarte cuando recueras el habla o terminaste con las 100 fotos que
tomas.
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Aguas azufradas |
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Varios puentes para cruzar pequeños arroyos |
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Desde arriba de la cascada |
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Bajando al encuentro |
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¡Yea! |
Existen dos ó tres posas en las
cascadas en las que con precaución por lo resbaloso del terreno, puedes acceder
y disfrutar de un momento especial. Contemplar la caída del agua, disfrutar su
golpe, ensordecer con el sonido que causa su caída, disfrutar desde ahí el
paisaje hacia el río Oxolotán, en fin.
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Cascada principal |
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Una más pequeña un poco más abajo |
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Aquí te puedes bañar en las frescas aguas |
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Ideal para las fotos |
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De postal |
Ese día encontramos a
practicantes de rapel, conocimos a un instructor debidamente certificado para
la enseñanza de esa actividad. Nos platicó que ahí se forman los principiantes,
quienes al ir avanzando van accediendo a mayores retos que se ubican en la
zona. Si eres amante de las alturas te recomiendo localices a nuestro amigo,
seguro te ayudará.
Como la finalidad fue recorrer
todo el lugar, nos dirigimos a la alberca de agua natural, es un recorrido de
500 metros aproximadamente, que a esas alturas nos parecieron 5 kilómetros,
pero firmes y decididos llegamos al punto. Varias familias acostumbran llegar
directamente a la alberca y disfrutar de su agua fresca y transparente, en el
lugar se acondicionaron asadores y hay una palapa para que la pases de lo
mejor.
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Vista de lujo |
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Agua natural azufrada y cristalina |
Emprendimos el regreso y en ese
trayecto se encuentra la desviació a la Cueva de las Sardinas, pero ese
trayecto no lo hicimos porque mi compañero ya se encontraba cansado y era más
que justificado. Así que con la energía que nos quedaba recorrimos el sendero
por el margen del río hasta Tapijulapa, donde descansamos para equiparnos y
emprender el camino de regreso a Villahermosa.